Dueño Visita Su Restaurante Vestido de Vagabundo, El Trato Que Le Dan Sus Empleados Lo Hace Llorar

El dueño se disfrazó de vagabundo y acude a uno de sus lujosos restaurantes, el trato del personal le hizo tomar una decisión, que hará llorar a más de uno.

Me gustaría aprovechar esta oportunidad para contarles una historia que me conmueve, esta es una historia real y transmite un muy buen mensaje, espero que lo aprecien.

Don Juan es un hombre muy rico y dueño de unos famosos restaurantes, al que le han diagnosticado cáncer en el corazón, decide terminar sus días haciendo el bien y dando una mejor vida a las buenas personas que se lo merezcan, Don Juan estaba solo en la vida, su esposa y sus hijos hace muchos años habían muerto en un accidente de carro, para él su única familia eran sus empleados.

Un día en aparente estado de abandono, llega hacia uno de los restaurantes más prestigiosos del país, evade todo y cuando se encuentra frente al mostrador sale el gerente muy enojado y disgustado por los comentarios de todos los comensales, el gerente está totalmente indignado porque un vagabundo entró al restaurante, por lo que le pide que se retire inmediatamente del lugar, pero Don Juan se niega y le dice que quiere comer algo, que desea comer algo que ya en sus últimos días no ha comido nada.

Pero el gerente se niega y le dice “si no tienes que comer no es mi culpa, busca un trabajo, báñate cámbiate esos harapos, y cuando lo hagas te paras frente al restaurante solo a ver a los clientes comer, porque una persona de tu clase y jamás comerá aquí.

Don Juan no podía creer lo que estaba escuchando y es que después de tantos años de construir sus restaurantes, él se había enfocado en que eran sitios para toda clase de persona y que el respeto sin importar el estatus social era lo primordial.

Él decidió quedarse allí a esperar a que otro empleado lo defendiera, pero fue todo lo contrario, al pasar unos cuantos minutos sale el chef y pregunta ¿qué está pasando? a lo que un mesonero le responde “el viejo este, muerto de hambre quiere comida gratis, y no se quiere ir” el chef al escuchar esto se enfurece y dice “mira vagabundo si quieres comida gratis, ve atrás del restaurante, acabo de botar las basuras de la comida de ayer, si quieres ve y deléitate, seguramente será lo mejor que comerás en tu vida” acto seguido el vigilante lo sujetó del brazo y lo sacan a la fuerza.

Don Juan no podía creer lo que había sucedido, por lo que había decidido ir a otro de sus restaurantes para ver si sucedía la misma situación, al llegar al próximo ubicado en una de las mejores zonas de toda la ciudad, entra, pero inmediatamente es abordado por una señorita que trabaja de mesonera, esta le pregunta “oiga señor ¿a da donde cree que va?” él le dice que viene a comer algo y que se retirará pronto.

Pero la mesonera inmediatamente comenzó a reírse, llama el gerente y le dice “este vagabundo dice que viene a comer algo” a esto el gerente le responde “¡como que a comer algo! Señor dudo mucho que usted tenga dinero siquiera para comprar un caramelo, será mejor que se retire, ya el lugar huele mal por su culpa y los comensales se están quejando”.

Don Juan decide crear una historia donde les cuenta que, él hace un tiempo tenía dinero y que iba con regularidad a ese restaurante a comer, y que conocía también al dueño, pero que su negocio sufrió un percance y lo perdió todo, ya no tenía de donde ganar dinero, por lo que el banco terminó embargándole todo lo que tenía, a lo que también añadió que si podían llamar al dueño él lo reconocería.

A esto el gerente le dice “acaso tu piensas que yo soy un estúpido, yo soy el dueño de este lugar más nadie, mejor lárgate a mendigar en las calles a ver si alguien por lo menos te regala una enfermedad para que mueras pronto y termines tu sufrimiento”.

Don Juan salió muy herido de ese lugar, pues las palabras fueron muy duras y se imaginó que, así como lo trataron a él, probablemente trataban a los más necesitados. Después de ser corrido decide caminar por un rato pensando en que había hecho mal para que sus empleados fueran personas tan frías y tan crueles, a estos decide visitar el restaurante más antiguo que tenía.

Allí trabaja su mano derecha, La señora Carolina, que desde sus inicios él la ayudó a crecer y ahora es una de las empleadas más importantes de toda su cadena, al llegar a dicho restaurante puede ver que estaba lleno, pero aun así decide entrar, se acerca el mostrador de donde está Carolina y le pregunta si tiene alguna sobra que le pueda dar.

Carolina que en ese momento estaba distraída voltea y lo ve, Don Juan pensaba que lo iba a reconocer pero no fue así, la señora Carolina le dice “señor con todo respeto ¿usted piensa que este es un comedor público? será mejor que se retire o llamaré a seguridad” Don Juan algo decepcionado le dice “pero señora sólo le pido un pedazo de pan, estoy muy hambriento y todos me corren de los restaurantes como si fuera un villano o un animal” Carolina le responde “pues, viendo su facha señor me imagino que, sí lo será, no por nada es un vagabundo y en este lugar sólo atendemos a personas con dinero que se lo merece, no a simples arrastrados que en lugar de trabajar caminan por todos los lados pidiendo comida, como si fuera nuestra responsabilidad darle de comer”.

Don Juan indignado por lo que acababa de decir su gran amiga de casi toda la vida le dice “pero como me vas a decir eso, yo antes era muy exitoso y por un accidente lo perdí todo, no puede ser una persona de mal corazón, yo la he visto a usted repartiendo comida en el parque, y siempre lo hace con una sonrisa, sé que en el fondo de tu corazón existe una persona honesta honrada y colaboradora, que le gusta ayudar al más necesitado”.

Carolina lo escucha y se le acerca a un poco para decirle algo “te diré algo, eso que tú dices, es lo que piensa que soy el dueño del restaurante, por el es que pongo esa sonrisa cuando me nada a repartir comida al parque a los vagabundos, por aparentar, pero ¿sabes? ¿sabes qué? ese viejo ya está por morir, tiene cáncer y es lo que menos me importa, él tiene todos sus restaurantes gracias a mí, si no fuera por mí, fuese un vagabundo como tú, todos estos años he soportado todas sus estupideces de querer al prójimo y ayudar al más necesitado, únicamente porque sé, que el día que muera todo esto será mío, te lo digo porque sé que es lo más cercano que escucharás en tu vida de que algo es tuyo, además, además de que te servirá de lección para que no estés de restaurante en restaurante esperando la caridad, así que mejor lárgate de mí restaurante”.

En ese momento Don Juan salió del restaurante con sus ojos llenos de lágrimas, no podía creer que la persona más cercana que él tenía, pensaba esas cosas de él, que únicamente lo quería por sus restaurantes, se sintió desbastados y herido.

La persona a quien más apreciaba, lo había traicionado de semejante manera, Don Juan continuó visitando sus restaurantes y en cada uno de ellos recibía el mismo trato, ya era tarde, pero le faltaba un último restaurante, era el de la calle principal, aquel que será el mejor restaurante de toda la ciudad.

Aunque estaba seguro que recibiría el mismo trato, decidió ir a visitarlo, pues no tenía más nada que perder, al llegar vio que el lugar estaba repleto no quedaba ni una sola mesa libre, aun así, decidió entrar, pero fue detenido por el vigilante que le dijo “disculpe señor, ¿necesita algo?” Don Juan le responde “tengo mucha hambre, he ido a muchos restaurantes y nadie me da ni siquiera un trozo de pan para comer ¿podría regalarme algo?” al escuchar esto el vigilante le pide que espere en la puerta y entra a hablar con el gerente, ese sale y ve que es un hombre viejo y le pregunta “dígame señor ¿en que lo puedo ayudar?”.

Don Juan le dice “tengo ya varios días sin comer, estoy enfermo y nadie me da un trozo de pan siquiera, solo me humillan y me corren como si fuera un perro de la calle” el gerente del restaurante al escucharlo se siente muy mal y le dice “tranquilo señor en este restaurante nos gusta ayudar a los más necesitados, por favor espere algunos minutos hasta que una mesa se desocupe”.

Don Juan se queda afuera esperando y mirando como las mesas se iban desocupando, pero aún no lo invitaban a pasar, el, por un momento pensó que no era cierto lo que el gerente le había dicho, pero al parecer nada era lo que pensaba, quizás no quiso ser grosero y lo dejó afuera con las esperanzas de que le iba a dar de comer, para que al cabo de un rato se terminara retirando.

Al pasar una hora y media el restaurante estaba casi vacío, Don Juan vio que no lo invitaban a pasar y decidió irse, no llevaba media cuadra de distancia cuando el gerente lo alcanzó y le dijo “¿a dónde va? ven que ya tenemos la mesa preparada” al regresar al restaurante el señor pudo ver que, en la mitad del mismo estaba una gran mesa preparada y servida con mucha comida.

El gerente le dijo “verás, yo tengo tan solo un año trabajando en este restaurante, yo antes era una persona exitosa, pero un día sufrí un accidente en el perdí todo, tuve que gastar todo mi dinero para poder salvar a mi esposa, pero los médicos no pudieron hacer nada, por lo que ella terminó por morir, caí en depresión y en el alcoholismo también, termine por perder mi casa y comencé a vivir en la calle pidiendo comida, hasta un día que entre a este restaurante y Don Juan me brindó su apoyo, me dio de comer y me ofreció un trabajo, míreme ahora gracias a él soy un hombre nuevo y me gustaría hacer lo mismo por ti”.

Todos los empleados de ese restaurante trataron muy bien a Don Juan, le sirvieron como si se tratase de una realeza, a el momento de retirarse estaban todos en la puerta y se despidieron de él, pero no antes sin darle un poco de dinero que entre todos habían recolectado, el chef le dio algo de comida para llevar y el gerente le dijo por último “pasado mañana, bien temprano, te darás una ducha y yo mismo te traeré un poco de ropa para que comiences a trabajar aquí, siempre y cuando tú quieras aceptar nuestra ayuda claro”.

Don Juan salió con lágrimas de aquel restaurante, por lo que el día siguiente decidió convocar a todos sus trabajadores de todos sus restaurantes, al restaurante de la calle principal, allí estaban todos reunidos, pero Don Juan nada que llegaba, a esto el ingresa vestido de vagabundo al restaurante.

Los empleados y el gerente de los otros restaurantes lo reconocen y le dicen que se vaya, que, si acaso estaba loco, pero los empleados del restaurante de la calle principal lo reciben y los llevan a la cocina, los demás empleados no lo podían creer y estaban indignados.

Allí en la cocina, Don Juan les pide que le regalen una llamada, él llama a uno de los otros gerentes para avisarles que está por llegar, este les avisa a todos los empleados y todos salen corriendo a la puerta para recibirlo y dejan a Don Juan solo en la cocina.

Al cabo de unos minutos él sale hasta el mostrador y pregunta “¿por qué todos están afuera? sí yo ya llegué hace un rato” los empleados sorprendidos de lo que escucharon entraron rápidamente y ven a Don Juan con la cara lavada, pero con la ropa de vagabundo, allí fue donde todos se dieron cuenta realmente quién era aquella persona que visitó sus restaurantes.

Don Juan fue muy claro y directo, les habló un poco de sus valores y despidió a todos los empleados que lo habían tratado mal, estos muestran su arrepentimiento, comienzan a llorar y le piden perdón, pero Don Juan les dijo “nunca se arrepientan de sus acciones, pero tampoco nunca traten mal a una persona por su condición, ustedes me han demostrado que no todas las personas tienen un buen corazón, y es por ello que decidí que todos los empleados del restaurante de la calle principal quienes fueron los únicos en que me trataron bien, sea en mis herederos y sean ellos ahora quienes manejen mis restaurantes, pues me imagino que todos saben que yo no tengo familia aparte de ustedes y a todos los que me trataron mal, lamentándolo mucho ustedes no pueden seguir siendo desde esta familia, aunque les deseo lo mejor en sus vidas y espero que puedan mirar hacia su corazón y se conviertan en buenas personas”.

Don Juan decide pasar sus últimos días hasta que llegó el día de su muerte, compartiendo con aquellos empleados que lo habían tratado muy bien.

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