Las 5 Reglas Tibetanas del vivir

Por: Jennifer Gómez Esteves @jennygoes

#CofreDeTesoros #HoyTeCuentoQue

#1 LIBERAR EL CORAZÓN DEL ODIO


El odio es un sentimiento complejo y profundo, cargado de muchos otros sentimientos como la ira, el resentimiento, el rechazo la aversión y la antipatía. Por esa razón alcanza un gran territorio dentro de nuestros sentimientos, se adentra profundamente en nuestro corazón.

Las razones por las que el odio nace son directamente proporcionales del poder que les damos a otros en nuestra vida. ¡Pues toda emoción es creada, desarrollado y Conservada por nosotros! Es increíble que a veces seamos tan masoquistas.

¡Dicen los tibetanos que cuando una persona produce en nosotros ese sentimiento debemos verle con empatía y con compasión! Así las cosas, será posible el perdón. La empatía de saberle humano y con intereses Similares a los nuestros o en contraposición con los nuestros, por lo que está tratando de alcanzar o lograr sus metas y objetivos, al igual que yo, como contraparte, con compasión porque debemos reconocer su incapacidad de trabajar para alcanzar sus metas sin causar daño a otro Tener compasión de sus limitaciones de visión y de alma, que le impide conocer la verdad y su carencia de desapego.

Dicho esto, debemos tener responsabilidad por lo que sentimos, dejar de atribuirles a otros la producción y la sensación de esos sentimientos, pues son generados y Alimentados por nosotros, a veces de forma automática e irracional. Debemos dirigir la atención a que no podemos controlar a ese ser humano “pobre de espíritu” que ha decidido ser detractor de sí mismo, pero si podemos decidir perdonarle, empática y compasivamente, y eliminar esa Emoción que nosotros mismos hemos creado. 

¡Desdibujarla y dar paso al perdón! Y continuar con nuestra vida. Dejando fuera este veneno seremos capaz de disfrutar el aquí y el ahora. 

Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora
Buda.


#2 LIBERAR LA MENTE DE LA PREOCUPACIÓN


Las preocupaciones son una expectativa desagradable de algo que ocurrirá en el futuro. 


Pensamos que lo que sucederá será malo para nosotros, negativo Y nos llenamos de una ansiedad, de desesperación innecesaria, que nos impide disfrutar del momento actual, del hoy y del ahora.


Creamos con la preocupación una gama de situaciones ficticias que solo acrecientan la ansiedad y en algunos casos nos lleva a la desesperación, ¿Cómo algo que aún no ocurre (y que no tenemos la certeza que ocurrirá como lo imaginamos) nos puede estresar y angustiar a ese punto? Pienso en eso de que “como vaya viniendo, vamos viendo”.

Porque el ahora es lo que amerita nuestra atención inmediata, incluso este hoy, aquí, ahora que es la oportunidad de actuar, remediar, enderezar o cambiar las circunstancias y también eliminar esa preocupación.

Otro dicho que me encanta es “todo tiene solución y lo que no la tiene, es porque no la necesita”. En vez de preocuparnos ocupémonos y seamos más conscientes de estar hoy, del aquí en tiempo presente con lo que tenemos a mano y sin que ninguna situación nos robe la calma, pues una mente clara es capaz de encontrar alternativas y ventajas, que quizás para otros sean inexplicables o no visibles en momentos de presión

Debemos vivir nuestro momento actual, Esto no solo aliviará la angustia, sino que también nutrirá el sentimiento de auto-poder y de la práctica, crearemos esos nervios de acero que nos harán más felices y más productivos. 

Una mente disciplinada crea prosperidad
Buda.


#3 LIBERAR EL ESPÍRITU DE LA SOBERBIA 


La soberbia, ese pequeño monstruo que nos hace creer que somos superiores y quizás nos hace tomarnos demasiado en serio “lo que somos”, lo que los otros creen que somos.

Esta trampa nos hace presa fácil de las críticas e incluso de la auto-flagelación cuando no dominamos determinado tema. Creernos expertos de todo o de algo en específico, lleva a ser soberbios, a tapar nuestros oídos a nuevos conceptos o nuevas ideas y a ser un poco arrogantes.

El ego es quien habla y así somos infelices porque nos impide aceptar la crítica (sana), a interactuar con otros y quizás incluso a evolucionar haciendo las cosas diferente a cómo lo hemos hecho en nuestra maestría.

No debemos tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos, debemos ser humildes y caminar por la vida con la intención de aprender y descubrir el mundo cada día, ya que vida entera no nos alcanzará para saber todo lo que queremos, pero si para disfrutar de lo que se atraviese en el camino.

La soberbia nos hace presa fácil de los halagos, que a veces solo por interés y de la humillación ante la crítica. Ser, es existir desde dentro sin necesidad de probar nada y de saber que siempre se aprende. 

La humildad es el reflejo de la grandeza de tu corazón y de la riqueza de tus sentimientos.
Buda


#4 APRENDER A DAR. SER GENEROSO 


El acto de dar, otorgar, de regalar, de ayudar es poderoso, pues ayuda al que da y al que recibe; crea un ambiente de armonía y alegría, quien da de sí y de corazón, se siente mucho más fuerte, su vida se expande y se genera su fuerza creativa y su comunión con el mundo.

Ese “dador” es uno con todos cuando ayuda al prójimo y como consecuencia se desencadenan actos de amor y de desapego en su entorno.

El simple hecho de ser generoso, Conlleva a una emoción positiva, una sensación de paz y de armonía. Aquel que recibe, se siente empático, lleno de afecto y valorado.

Se siente que debe reparar la ayuda y por consiguiente debe ser generoso también. En esa comunión de emociones se crea una reacción en cadena, un Efecto dominó. Aquel que es generoso siempre enriquecerá el entorno en el que se desenvuelve.

Es una virtud de aquellos que no quieren desventura o carencia ni para sí mismos, ni para otros. Elimina la oscuridad convirtiéndose en luz.

Mejorando la vida de 1 mejoramos la de todos.



Cuando haces las cosas con amor y pensando en hacerle bien a otro, nunca pierdes. Quédate con esa paz de haber hecho lo correcto.
Buda

#5 ACEPTAR MÁS Y ESPERAR MENOS 


Si aceptamos las cosas como nos suceden, como aparecen, nuestra felicidad será mayor.

Si por el contrario tratamos de estar siempre en control de los acontecimientos y de los desarrollos de todas las situaciones, si tratamos de adivinar los resultados y las consecuencias y predecimos que eso es lo mejor para nosotros mismos, e imaginamos y deseamos que ciertas cosas no nos pasen y nos imaginamos como queremos que sean exactamente, sin estar con nuestra mente abierta a lo que se nos muestre, aceptando toda clase de cosas, viviremos sufriendo, irritados, demasiado enfrascados en un número pequeño y limitado de resultados o situaciones, sin posibilidad de ver con claridad él sin número de cosas que cambian y se transforman a nuestro alrededor.

Y que aun cuando creemos que son malas o inconvenientes tienen una función y están sirviéndonos para un propósito mayor, están ayudándonos a acumular conocimiento de cosas inexploradas anteriormente, al esperar menos todo es ganancia, vivimos libres de las expectativas que no dependen de nosotros, es cierto que trabajamos y nos esforzamos por obtener algo y si no lo logramos “No perdimos”, adquirimos experiencia y podemos volver a tratarlo cambiando el método o mejorándolo, si obtuvimos algo pero no fue todo lo que queríamos, también adquirimos experiencia y quizás nos esforzaremos más o buscaremos más recursos, ¡Y cuando algo inesperado llega y nos alegra la vida! Eso también es increíble. 

La serenidad viene cuando cambias las expectativas por la aceptación.
Buda




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